El nombre de este Micro-Hostal Restaurante es sin duda una declaración de intenciones, y es que a escasos 200 metros del mismo se encuentra La Puerta del Perdón de la Iglesia de Santiago, la única puerta santa en todo el Camino de Santiago junto con la Puerta Santa de la Catedral de Santiago de Compostela; la vocación peregrina se percibe desde que cruzas la puerta, con evidentes distintivos como bastones, vieiras, credenciales… pero todo en perfecta armonía con una decoración de inspiración berciana y mediterránea.
Pilar y Herminio se enamoraron del Bierzo precisamente haciendo el Camino de Santiago y, comprobando que todos somos peregrinos en esta vida, decidieron emprender una nueva andadura con su coqueto, familiar y cariñoso negocio; si es que se le puede llamar negocio ya que la verdadera impresión es que La Puerta del Perdón es el punto de encuentro de una gran familia constituida por su variopinta clientela. No debemos olvidar tampoco al vástago de la familia, Pancho, una apasionado y joven estudiante de Música pero que con frecuencia ‘echa una mano’ a sus progenitores para poner una guinda juvenil a nuestro particular clan.
Comer en La Puerta del Perdón es emprender un variado itinerario que siempre comienza con un delicioso Txangurro que sirve de salida para recorrer diferentes platos de Cuchara, Mar y Montaña limpiamente elaborados, y siempre acompañados con algunos guiños a los productos del Bierzo. Pilar es la responsable de cocina, con formación en la histórica red de Paradores presume de trabajar una Cocina Tradicional, alguno de sus platos estrellas: Codillo Trufado, Rabo de Toro (receta de su abuela), Boletus procedentes de Soria y confitados en Aceite de Oliva, o Lomo de Bacalao Confitado.
Pero el recorrido gastronómico que emprendemos en La Puerta del Perdón es siempre una peripecia, y en nuestra visita Herminio nos sorprendió presentándonos en la mesa 2 kilos y medio de una espléndida Carne de Vacuno Viejo que le sirve su amigo Basurco.
Recordar que Herminio es el Responsable de Sala, una sala de unas dimensiones que la hacen acogedora, pero que él transita en innumerables ocasiones con el empeño de obsequiar a los comensales con el más afable trato. La apuesta estaba sobre la mesa, y nosotros decidimos aceptar el reto.
Como la carne necesitaba un tiempo de preparación, resolvimos entregarnos al viaje marcado por Herminio que comenzó con una muy fresca y equilibrada Ensalada de Faisán con Frutas y Nueces, para continuar con un inesperado Carpaccio de Bacalao con Tomate Fresco y Eneldo.
La cocina de Pilar no pretende ser rebuscada ni excesivamente moderna, tratando en todo momento de preservar los auténticos sabores de la materia prima. Y evidentemente la materia prima es lo que primaba en la sabrosa carne, marcada en su exterior y cocinada al punto, esta preparación nos permitió degustarla en todo su esplendor. Para acompañar a la misma, tuvieron a bien ofrecernos unas deliciosas Patatas Fritas junto con unos Pimientos Asados del Bierzo; todo ello regado con una amplio y voluptuoso vino de Mencía de la añada 2010, que nos permitió disfrutar aún más de este momento.
Pero, aparte de cercano y cariñoso, Herminio es profesional y, tras un plato variado de postres para compartir – todos caseros – y un más que destacable café, tuvo a bien ofrecernos una magnífica copa de Brandy bien servido, algo que para estos tiempos se erige como una Rara Avis en el mundo de la hostelería.
¡¡Gracias por aceptarnos en vuestra familia!!